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Mostrando entradas de enero, 2022

Niebla

  No se oía nada más. Los últimos tacones habían cruzado la plaza cuando el reloj marcaba aún las nueve menos diez. Se habían esfumado en los brazos de la niebla densa de la noche, como todos los demás zapatos y ruedas que habían corrido con risas a sus citas, a las casas de los que los esperaban impacientes para la cena. Sólo se veía hablar a las luces, que hablaban con su particular modo de hablar, bailando a través de los cristales empañados y alternándose con las sombras de los comensales. Gesticulaban como ellos. Parecían divertirse. Estaban a gusto e inmersos en una especie de calma eufórica, que los iba convenciendo con los mejores augurios. Fuera, la luna se divertía también. Se aventuraba entre las capas de niebla más finas; las vestía cuidadosamente, retocando los bordes de seda, con suaves pinceladas de blanco platino, que iluminaban por turnos las paredes de ladrillo y piedra, embrujando sin remedio a la noche y a los únicos veintiocho habitantes de la plaza. La famosa fa