Ginkgo


Los campos se vuelven luminosos, más que el oro, mucho más. ¡Mira! La tierra ya está dorada, cubierta entera. Hasta el horizonte se ha alejado. ¿Lo ves? Se ha parado más allá, junto al alba. Allí. Y se pasará así varios días, hasta que a la tierra la desnude el sol de su manto-vestido, de su piel-amarillo. Quién sabe cuántas letras escribirán sus hojas. Letras de amor. Unas muy bellas. Y harán al mundo temblar como lo hacen mis pies que están deseando mezclarse, perderse. Como si supieran que el viento les tintará los dedos con la miel. Como si ya lo supieran todo, antes que yo. Porque se lo dicen las hojas, porque lo saben de sobra. Porque brillan tanto, que de pronto ya no importa más nada. Tan sólo andar y reírme, abanicarme. Tirarme al suelo, con las estrellas, ahí… Y tú, ¿quién eres?

mofred 2016



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