El armario
Mira que te llevo diciendo días
que el armario suena raro. Está por caerse una de las puertas. Luego dices que
no sabes cómo suceden las cosas. Claro, si no haces caso. Ya pasó el mes
pasado. ¿Recuerdas? Cuando se cayó tu hermana de la silla. Sí. Que no se partió
la cadera de puro milagro. ¡Menudo susto! Y es que ya llevaba yo un tiempo
diciéndote lo mal que sonaba esa silla. Que algo le pasaba. Y mira. ¡De golpe y
porrazo, el que se dio tu hermana! ¡La pobre! Fue nada, todo en un momentín. Las
cuatro patas descuajeringadas, a la vez. ¡Hala! ¡Un espectáculo, vaya! Y ahí
siguen, en el suelo, estorbando el paso. Y lo mismo le va a pasar al armario.
Ya verás. Cuando menos te lo esperes, se te va a caer la puerta encima. A ti o
a quien sea. Que el otro día me encontré con un par de amigos tuyos ahí dentro.
Ya ves tú, qué raro. Pero así es. Que te esperaban a ti, dijeron. ¡Con lo
sencillo que es esperar fuera! Pero no. A ellos, se ve que les gustaba estar
dentro del armario. ¡Pues hale! Menudo susto cuando se les caiga la puerta
encima. Y tú, no le hagas caso a tu madre, qué mira cómo te van las cosas en
esta pocilga. ¡Hale, me voy! ¡No vaya a ser que moleste! Un beso hijo y
cuídate, anda. Hazle ese favor a tu madre. ¡Cuídate!
mofred
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