Dalia
De cómo el mar las quería, nada se sabía ni se
podía saber, mas las quería ¡y cómo! Las amaba a las tres. Ellas, al horizonte miraban,
lo exploraban mientras contaban quehaceres y rutinas de ayer; él, galante y
cortés, zarandeaba sus ropas secas con vaivenes de espuma, de sal y de miel.
*
Madrina negra,
qué alegre amor das a tus
niñas huérfanas
*
Ni como marido, ni como padre, el hombre las sabía
querer. No conocían, sus manos de tierra, siquiera un ápice del calor que proferían
las aguas por las tres, sus hijas y su mujer.
No lo quería saber. Ni saber tampoco del placer de aquellos besos a los pies.
*
Hasta la orilla
viene el mar bravo para
querernos la piel
*
Se acerca el atardecer. Tinta de cobrizo los
cielos y se despide.
A lo lejos, tres mujeres mojan sus cabellos al viento y un marinero se agacha
detrás de su barca, ordena una red.
Pronto lucirán los malvas, las estrellas asomarán por doquier.
*
Lunas y versos
saludan a los peces
una última vez
mofred
Gracias
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